En el tiempo que le lleva leer esta frase, alguien habrá ganado otro millón en el mercado. Y esto es así tanto si está leyendo ahora mismo a primera hora de la mañana en Wall Street en Nueva York, como a mediodía en la plaza Paternoster de Londres o a última hora del día a lo largo del Yangtze en Shanghai. Entre las nuevas realidades de un mercado global en expansión y los continuos avances en la negociación automática, el mercado no sólo no duerme nunca, sino que ni siquiera se ralentiza.

Pero la velocidad a la que se realizan los negocios no es el único reto al que se enfrentan las empresas del sector financiero en la actualidad.

Una serie de nuevas legislaciones amplias y radicales han dado lugar a una oleada de normas que abarcan el capital, la liquidez, la protección del consumidor, la lucha contra el blanqueo de capitales (AML) y la gestión de riesgos, lo que hace que el entorno normativo sea quizás más incierto que nunca. En EE.UU., poco más de la mitad de los mandatos aprobados en la Ley Dodd-Frank se han aplicado realmente, y muchos de los que lo han hecho ya se están viendo revisados de nuevo por el sistema legal. El Reino Unido y otras instituciones europeas se enfrentan a retos similares, a medida que las normas de Basilea III se extienden por todo el continente.

La nueva normativa también ha limitado la capacidad del sector para generar ingresos con los costes de los servicios y las comisiones, lo que ha obligado a muchas entidades a aplicar medidas de reducción de costes en toda la empresa y a dar prioridad a la eficiencia operativa. Sin embargo, se trata de una disciplina que no está exenta de peligro, ya que las expectativas de rendimiento de los productos y servicios de los clientes son más altas que nunca.

Además, el sector se enfrenta a una de las mayores tasas de rotación de empleados. Una encuesta de Hay Group de 2013 reveló que el 22% de los empleados del sector de los servicios financieros tiene previsto cambiar de empresa en los próximos dos años, casi el doble de la tasa de rotación de empleados prevista en las empresas de alto rendimiento de otros sectores.

Así pues, ¿cómo siguen las instituciones financieras con mejores resultados de la actualidad impulsando la rentabilidad de los fondos propios? Como ha observado Deloitte, "la tecnología está en el centro de casi todo lo que hacen los bancos en las áreas de crecimiento, innovación, cumplimiento y eficiencia operativa."

Mientras que muchas de las tecnologías que ahora impulsan el rendimiento en las organizaciones financieras son herramientas especializadas propias diseñadas para abordar oportunidades de nicho, hay un constructor de ROI particular que se destaca: el video.

No se lo pierda!

La eficiencia es la ventaja competitiva clave en el sector de los servicios financieros de hoy en día. Una formación más escalable puede reducir los gastos. Unas comunicaciones más atractivas pueden ayudar a aumentar los ingresos por servicios. Un intercambio de conocimientos más disponible y eficaz puede preservar la experiencia de los empleados, ofrecer una alternativa repetible a las consultas en persona y permitir a los expertos en productos y mercados optimizar su tiempo de forma más rentable.

En nuestro último libro blanco, Cómo el vídeo ofrece rentabilidad para el sector de los servicios financieros de hoy en día , exploraremos cómo el vídeo está ayudando a las instituciones financieras a ser más ágiles, ayudando a escalar la formación y las comunicaciones al tiempo que se reducen los costes, a preservar la experiencia e identificar las oportunidades de negocio, e incluso a mejorar la transparencia con los clientes, permitiendo a las instituciones financieras optimizar las operaciones y encontrar mejores formas de capitalizar las oportunidades de crecimiento.

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